Viudo
Me arrastra hacia ella, como la resaca a un nadador
aficionado, la música de bar a un alcohólico, el
café mañanero a un fumador, el tintineo de monedas a un ludópata, el llanto de
un recién nacido a una madre primeriza, el estallido de
las ascuas a un pirómano… La única diferencia es que yo jamás podré tener
lo que quiero. No volveré a notar el roce de su piel en las yemas de mis dedos.
No podré acercar mis labios a su cuello e inspirar con fuerza para que penetre
en mi cerebro ese perfume que le regalé por Navidad. Nunca más oiré su dulce
voz susurrándome al oído mientras se me pone la piel de gallina. Me hablan del
espíritu, me hablan del alma. Venden un chute a un drogadicto.

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