Honor

Me puse mi mejor traje, cogí la pistola de la mesilla de noche y me encendí un cigarrillo. Desde mi habitación se podían oír perfectamente los llantos de mi madre. Salí del cuarto y miré la habitación, ya vacía, de mi hermana pequeña. Caminé despacio hasta ella y abrí la puerta. Sus hermosos ojos verdes parecían mirarme desde la foto de su mesilla de noche. Era del día de su boda. Nunca la había visto tan hermosa. Di una fuerte calada a mi cigarro y vi como, al exhalar el humo, este chocaba con el cristal de la foto formando una bonita nube a su alrededor. Una tímida lágrima comenzó a humedecerme el ojo, lancé la foto contra la pared y el fuerte estruendo provocó que mi madre sollozase mucho más fuerte, de forma que su llanto resonaba en toda la casa. Salí de la habitación con grandes zancadas, dispuesto a solucionar todo aquello de una vez por todas. Al pasar ante la habitación de mi madre pude escuchar nítidamente: «¿Qué ha hecho mi niña? ¿Qué le han hecho a mi pequeña?». Esas