Silencio


—¿Cuál es el precio de un alma atormentada por el silencio? —le pregunté al diablo.
—El comprador nunca pone el precio en las transacciones comunes. Debe ser el vendedor el que indique el valor del producto.
—¿A esto lo llamas común?
—¿Crees que para mí es extraño? —Me sostuvo la mirada. Sus ojos negros parecían estar atravesándome.
—Común es comprar un litro de leche, Belcebú —contesté sin pestañear.
—Un litro de leche… ¿cuántos litros de leche crees que he comprado en el último milenio?
—Mi madre me daba leche con miel cuando era niño. —Hubo unos segundos de silencio—. Quiero volver a nacer.
El diablo abrió más los ojos.
—Supongo que querrás nacer con el conocimiento de lo ya aprendido.
—No. Quiero comenzar de cero. Quiero volver a ser abrazado por mis padres. Necesito volver a sentir esos abrazos llenos de amor, como solo te dan cuando eres un niño. Que mis abuelos me vuelvan a apretar los carrillos hasta hacerme daño. Que esa chica del colegio me vuelva a hacer sentir que puedo volar al darme un beso en la mejilla. No, no quiero saber absolutamente nada. Quiero volver a sentirlo todo. —Satanás sonrió mientras me acariciaba la cara.
—No me lo puedo creer.
—¿El qué?
—Que sea la cuarta vez que me ganas la partida.

Abrí los ojos de par en par mientras, en una fracción de segundo, mis cuatro vidas pasaron ante mí. Después, solo silencio. Todo termina y comienza con el silencio.



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