Miedo


Esa extraña y horrible sensación de angustia que recorre cada centímetro de tu cuerpo cuando te sientes amenazado. Ese intento por coger una sola bocanada de aire en unos pulmones que se empeñan en mantenerse rígidos como si cada centímetro cúbico que entra de aire pudiese quemarlos. Esa tensión que hace que cada uno de los músculos de tu cuerpo parezca tener arena en su interior. Esa sensación de impotencia para luchar contra lo desconocido. Esa incertidumbre de no saber qué ocurrirá en los siguientes segundos de tu vida. Ese raro sudor frío que empapa todo tu cuerpo haciendo que se te pegue la ropa. Esa angustia que provoca que tus ojos se nublen como si estuviesen untados con mantequilla. Ese dolor en el pecho que parece que terminará matándote sin darte la oportunidad de despedirte de nadie. Miedo. Miedo a la oscuridad, a las arañas, a los roedores, a lo desconocido… Miedo es lo que cada mujer siente cuando decide ir a su casa sola, porque no sabe si esa será la última vez que lo haga. Miedo es lo que cada mujer siente al subirse a un taxi con un hombre desconocido, sin saber si esa será la última carrera de su vida. Miedo es lo que cada mujer siente cuando acude a urgencias y se queda a solas con un médico al que no había visto en su vida. Miedo es lo que cada mujer siente cuando su jefe la llama a la oficina y se muestra demasiado afectivo. Miedo es lo que cada mujer siente cuando acude a una comisaría con un ojo morado y sabe que, si no la escuchan, será la última vez que pueda acudir. Miedo es lo que cada mujer siente cuando está yendo hacia un aparcamiento y escucha pasos acercándose. Miedo es lo que cada mujer siente día tras día por el simple hecho de ser mujer. He cerrado los ojos durante un rato intentando sumergirme en cada una de las sensaciones que pueden sentir cuando caminan por una calle, en la que solo se oyen sus pasos y otros, ligeramente más rápidos, que se acercan. Los he abierto cuando mi cerebro ha comenzado a pedirme ayuda. Ellas no pueden abrirlos. Desde el 2003 son casi mil mujeres las que no los han vuelto a abrir en este país. En solo tres meses (julio, agosto y septiembre) se han registrado 43 560 denuncias (473 al día) por violencia de género. No son casos aislados, no son denuncias falsas, no son exageraciones. Es terrorismo. Los maltratadores son un grupo terrorista no organizado al que no se acusa de tal cosa porque gozan de la protección de otros maltratadores bien situados en la escala social. Se pueden sentir muchas cosas hacia esta clase de seres humanos. A unos les pueden dar pena, porque hay una parte de la sociedad que los considera enfermos. Algunos pueden sentir un poco de comprensión hacia ellos, porque se han criado en una familia donde imperaba el patriarcado. Otros pueden expresar rabia hacia este tipo de personas porque no logran comprender cómo un ser humano es capaz de cometer este tipo de actos. A mí, personalmente, me generan una profunda sensación de asco. Me parecen unos seres repugnantes a los que no se les debería dar voz ni voto en una sociedad civilizada. Estos despojos humanos se han ido colando en las instituciones de todo el país, haciendo que las mujeres, ya no solo tengan que vivir con miedo por lo que se van a encontrar cada vez que abran los ojos por la mañana, sino que, además, saben que una parte de los agentes que las tiene que proteger está con sus agresores; una parte de los jueces que los tienen que juzgar, los van a soltar sin fianza, porque no ven riesgo de fuga; una parte de los políticos, que tienen que escribir las leyes, son los que, tal vez, pueden terminar en la puerta de un juzgado, sonriendo, mientras salen sin pagar fianza; mientras, a su vez, los medios de comunicación de este país se dedican a juzgar a las víctimas diciendo que llevan escrito en la cara que quieren que las violen y las peguen. Antes hablé de ellos como un grupo terrorista no organizado, tal vez esté equivocado y estén más organizados de lo que pienso.


Este relato está incluido en el libro "El mes más largo solo tiene 31 días" https://www.agulleiro.es


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